miércoles, 30 de julio de 2008

Charly nuevamente internado


Charly García se encuentra estable y a la espera de su traslado a una clínica psiquiátrica para continuar un tratamiento por su adicción a las drogas, informó el miércoles una fuente médica.

El legendario rockero argentino, de 56 años, fue internado en la víspera en el Sanatorio Güemes de Buenos Aires por un cuadro febril.

El director médico del sanatorio, Héctor Pezzela, informó que García "está mucho mejor".

"Está muy tranquilo y estable, sabe perfectamente donde está y tiene conciencia de que le estamos haciendo estudios clínicos para su mejor asistencia", dijo. "Se le realizaron estudios complementarios que no arrojan hasta el momento foco infeccioso aparente".

García se encontraba desde el viernes en la hacienda del compositor Ramón "Palito" Ortega en la localidad bonaerense de Luján, donde continuaba un tratamiento externo de desintoxicación tras pasar más de un mes en una clínica neuropsiquiátrica.

En el Sanatorio Güemes aguardaban al psiquiatra forense nombrado por la juez que interviene en el caso para decidir su traslado a un centro mental, probablemente la clínica Dharma, dijo Pezzella.

El problema de García "es neuropsiquiátrico o psiquiátrico", aseguró el director del Güemes.

Esta es la cuarta ocasión en poco más de un mes que García es internado.

Adicto al Heavy Metal

Un ciudadano sueco consiguió que la Justicia califique su pasión por ese tipo de música como una invalidez por lo que ahora recibirá una importate suma de dinero. Los detalles

La Justicia de Suecia determinó que Roger Tullgren, de 42 años, padece una invalidez por su adicción al “Heavy Metal” por lo que el Estado deberá ahora subsidiarlo para garantizar su normal forma de vida.

Según un juez, Tulleren “no puede desempeñar su trabajo sin someterse a intensivas sesiones de heavy”. El magistrado aclaró, además, que en muchas ocasiones las mismas representan un problema para que se desempeñe bien en su empleo.


Todo comenzó cuando despidieron, una vez más, a este fanático que “durante 2006 asistió a más de 300 recitales”, según informó el diario El Mundo.

La adicción de Tulleren se inició cuando en 1971 su hermano mayor le hizo escuchar un disco de Black Sabbath. Ahora, hacía 10 años que solicitaba que la Justicia reconozca su pasión musical como una dependencia que le generaba problemas.

Finalmente, el fanático obtuvo una respuesta: podrá trabajar sólo media jornada y recibirá un subsidio de 400 euros mensuales.

Tullgren se desempeña como lavaplatos y su nuevo jefe le permite vestirse con las prendas características del Hevy Metal decoradas con cuero y tachas.